...3er Mundo...

Él se había dado cuenta de la continuidad de su trabajo, parió una hija que concibió algunos años atrás, en su vientre la cargo por mas de 600 días sin saber que la marca que dejaría en la mitad de sus fémures tendría que ser cercenada con una oxidada hoja de miseria, sin piernas caminó por el fastidioso y cotidiano ardor de las calles de concreto, sobre una madre, sobre una tabla, decidió que las biomoléculas deberían ser el pequeño traspatio, donde jugaría a mancharse las manos de responsabilidad, un olor fuerte a sudor y lágrimas por la imaginación, de verse a si mismo como exactamente no quería ser, con su estorbo al hombro, alimentándola de gusanos, le apuntó directo a la cabeza con una navaja que robó de un supermercado, el corte debía ser fino, para no atravesar aquel angelical cráneo, con la fuerza exacta para abrirle el tercer ojo, su piel siempre fue color plata, devaluado como economía emergente, sustraído de minerales cobardes, mira a los ojos a tu hija... una bastarda que te dejó arrastrándote por el chicloso y sucio suelo, tu eres su gran madre, mamando de las grandes intervenciones, eres su gran padre, libertad, credo y puritana melancolía, un gran jardín para crecer... donde las flores solo son enterradas 3 metros bajo tierra, te miraras envejecer y esa pequeña criatura, siempre fiel para clavar en tu frente, la distorsionada herida. La dicotomía sin relevancia, llévalo de la mano, muerde su piel, hasta que la gangrena no permita mover un solo músculo, roba sus uñas, córtale el cabello, todo lo innecesario se vuelve supervivencia, el último árbol caerá con un argumento vacío, inflación de mierda, que es lo que te debía?? anda padre levántate, tu humillación no conmueve, soy tu pequeño monstruo, soy tu porvenir, ande señor, esto no es ni un poquito gracioso, deja de hacerte el muerto o tendré que llevarte en mis bolsas en pedazos bofos, tu color no es normal... es el que ha manchado nuestras banderas, el océano jamás podrá dividirnos, pero te mantendré siempre vivo, siempre cerca, no debo enterrarte oh! gran estorbo, ya no sé que hacer contigo.