Ligia dan singnis

...no estaba seguro de querer ignorar éste dolor, se apoderó de las ínfimas esporas que eran tan irreales, las respiraba una a una dejando que todo mi interior se convirtiera en invisible carne, el trémolo del tiempo en ventisca que congela mis pestañas, solo para adular los sentimientos de una monarquía violenta, él, yo era su líder, los guiaba hacia las podridas maderas carcomidas por el moho húmedo de miedo, creciendo sin censura, royendo astilla por astilla el ensamble de la guillotina, kilo por kilo cada cabeza será expuesta ante la población para recordarnos que el control no se ejerce con fuerza sino con temor, justo ahí, me arrodillaré sin pensar en la última imagen, con el odio en la baba, en los dientes, mi cuerpo no te pertenece inmunda pestilencia de la tierra, por que en pedazos, por que en podredumbre jamás seré libre, pero tus cadenas no pueden llegar hasta el fondo, no pueden contener el espíritu, al menos éso creía hasta que comencé a deambular, no confío en mi mismo, no confío en el universo, soy su prisionero y ésas fueron mis órdenes, no me arrepiento, nadie le ha dicho al juez que el poder de la redención si existe, morí con orgullo, es el único tesoro que me queda, pues humillado me esparzo por el cosmos, a cada cerdo que castigué lo tendré que cargar en mis huesos agusanados, a cada miserable gusano de mierda lo tendré que llevar en mis ojos, aunque todos hayan sido inocentes, todos ellos... sus acciones no eran importantes, como si lo fueron sus cuerpos, mismos que me rodearon desde mi infancia, cada yacimiento fue hecho con dolor, con gritos, con angustia, con terror, con uñas, con cabellos, con dientes... huida en silencio, puesto que he vuelto, para hacerlo de nuevo, es lo único que le da sentido a este parásito que reta al destino, las ratas huyen durante el peligro, pero al igual que ellas, volveré a poblar cada individuo por que el sufrimiento es el único sistema evolutivo