Inmolar tardío

Oblicuo y amorfo desde el jardín, en la ventana bajo la enredadera, en medio del vao que respira el lodo disidente por la grisácea desolación que presenta éste fragmento de decadencia, al unísono de las sintomáticas palabras que deciden vacilar un momento de frustración, con las manos envueltas en un halo invisible congelado, sangrando por venir del oscuro momento en el que sentía como el tibio ardor de tu cuello desaparecía lentamente, tambaleándose de eternidad, he respirado tu último aliento, hasta el hastío de tu presencia, siempre hermosa e imperfecta, intolerante se ha convertido mi rutina, sin parsimonias, tan complejo el tramado de músculos que a mi paso se destilaban entre gritos, lamentos estremecedores, dolor agónico de abrupta violencia, resbala lentamente, escurren las lágrimas ante la asfixia, permitiendo que la infinita carne se descomponga en trazos adriáticos en desarmonía para cada par de fuerzas, tu última batalla perdida, excluyendo la transgresión de haberte asesinado con lenta calma que hipnotiza mi deseo de sobrevivir, ésta pesadilla apenas comienza cual agridulce alfajor en mi paladar, me destierro de tu llana insolencia, perdimos la pureza que el disgregante laberinto planteó para nosotros, no se puede vivir bajo el mismo techo de indiferencia, mi libertad se ha escrito con tu inexistencia.